jueves, 7 de marzo de 2013

Educación prohibida.

Hoy, comento la película llamada: “Educación prohibida”, la cual recomiendo sin lugar a dudas a toda persona que quiera darse cuenta de lo que provoca y en lo que consiste realmente el sistema educativo que tenemos actualmente y que en realidad, hemos mantenido siempre desde el comienzo de la escuela como tal. 




La película comienza contando a grandes rasgos la ideología de Platón cuando hablaba del “mito de la caverna”, en la que se describe, de una manera metafórica, la situación de las personas ante dos mundos del conocimiento totalmente distintos. Es decir, las personas se encuentran dentro de una caverna desde su nacimiento, encadenados y posicionados frente a un muro, delante de una hoguera encendida, y entre ésta y ellos un camino. A lo largo de éste, hay un muro de cierta altura por donde pasan unos hombres con toda clase de objetos que asoman por encima de él y, en el muro del fondo se proyectan las sombras de estos objetos y de los hombres que las llevan. Es lo único que pueden ver y que han visto los prisioneros durante toda su vida. 

Uno de los prisioneros logra liberarse y sale de la caverna, conociendo por primera vez las cosas reales, por lo que no logra distinguir entre lo verdadero y lo que él creía verdadero. Y, ahora pregunto, ¿Nos encontramos en una especie de “caverna” que no nos deja apreciar la realidad educativa y social que vivimos? O, por el contrario, ¿Lo que el sistema educativo nos intenta “vender” es la realidad del mismo?

Actualmente, no se cuestiona la importancia de la educación y, contínuamente se realizan reformas educativas con el fin de mejorarla, supuestamente. Si cada reforma educativa tuviese como fin mejorar la educación, España se posicionaría en la élite de la misma, ya que las reformas educativas son constantes. Sin embargo, éstas se llevan a cabo en función del partido político que lidere en ese momento y, por desgracia, de sus intereses. Personalmente no entiendo como se puede pensar en educación si se atiende a unos intereses que no se vinculan de ninguna manera con los del alumnado. 

Nos encontramos en un sistema educativo que, según plantea, desarrolla la calidad social así como igualdad social y el aprendizaje del alumnado. ¿Ocurre esto en realidad? ¿Es verdad que se desarolla la igualdad social, el aprendizaje del alumnado y la calidad social? O por el contrario, ¿Fomenta la violencia emocional, el materialismo, la competitividad, la individualidad y el fracaso escolar? 

Pensemos en la metodología que emplea el sistema educativo para conseguir ese “bienestar”. En la mayoría de los centros educativos, es simple, antigua, desigual y mecánica ya que el profesorado entra al aula con la mentalidad de reproducir unos contenidos curriculares establecidos por ley y su máxima preocupación no es el alumnado ni las necesidades que éstos puedan tener, sino cumplir con el temario establecido en el horario lectivo asignado para el curso. Por supuesto, la metodología por excelencia es el famoso libro de texto. Esta metodología carece de interés por parte del alumnado, se considera una experiencia vacía y monótona para ellos, puesto que no se atiende a desarrollar sus intereses, inquietudes y motivaciones, dando lugar en muchas ocasiones al fracaso escolar. Sin embargo, es muy común decir que un niño fracasa en la escuela, y no se cuestiona que quien fracasa es el sistema educativo por la metodología y los valores que intenta inculcar. 

De este modo, no se está educando sino se está adiestrando a personas. Dicho de otra manera, se trata al alumnado como si de máquinas se tratase, ya que anulan su sentido crítico y se basan en reproducir unos contenidos estipulados que aunque no entienden les ayudan a lo que realmente quieren conseguir, el ansiado aprobado. El alumno no está interesado en aprender, sino se interesa por aprobar las asignaturas aunque no aprenda nada en el proceso.

Además, el sistema de calificación utilizado en el sistema genera competitividad entre alumnado, lo cual no consideraría malo si no fuese porque a fin de cuentas, se tiende a ver al alumnado como un número y, en muchas ocasiones, el trato es desigual entre un alumno cuya calificación es 10 de otro cuya nota es 4. De esta manera sólo se fomenta la desigualdad en el aula y por supuesto, se “echa por tierra” la integración del alumnado. 

Está claro que lo más fácil para todo docente es llegar a un aula y reproducir esa metodología desfasada. Pero, ¿Queremos educar o adiestrar a las nuevas generaciones?.

También quiero destacar que, afortunadamente, no todos los docentes llevan a cabo esta metodología y actualmente, con la incorporación de las TIC en el aula, docentes muestran más interés por otro tipo de metodología más educativa y menos diferenciadora y mecánica. 






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